Biodiversidad, riqueza amenazada

Nuestro país Ecuador, es uno de los países mega diversos   del  planeta (Mittermeier et al. 1997), su condición se debe a tres factores determinantes: su ubicación geográfica en la zona ecuatorial, el levantamiento de la cordillera de los Andes y la influencia de las corrientes marinas frente a nuestras costas; parte de esta alta riqueza también proviene de las especies presentes en las islas Galápagos y en las 200 millas de mar territorial continental e insular que posee el país, además de la pequeña zona de influencia ecuatoriana en la Antártida (Tirira 2017). Convirtiéndose en un complejo mosaico de ecosistemas y rangos altitudinales a pesar de su pequeña extensión geográfica (256 370 km2) (MAE 2013).

La principal estrategia de conservación de la biodiversidad es el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP). Según el MAATE, 2021; se han declarado bajo este sistema 68 áreas protegidas a nivel nacional, con una superficie de 24.598.958,67 ha; es decir el 18,23% del territorio nacional se encuentra conservado a través del SNAP, de este 50% corresponde a superficie terrestre y 17,70% superficies marinas (19,3 mill. ha), áreas que son de gran importancia económica puesto a su riqueza exótica ha permitido tener solo en el año 2021 la visita de 1.072.798 turistas nacional y extranjeros.  El visitante extranjero gasta en promedio USD 147 por día en su visita a las áreas protegidas, mientras que el turista nacional gasta en promedio USD 110 diarios. Uno de los más importantes logros del Ecuador en conservación es la nueva creación de la Reserva Marina Hermandad, en este sentido se añadirán 60.000 km2 a los 138.000 km2 existentes de la Reserva Marina de Galápagos, extendiendo así el área de conservación de nuestras especies.

Ecuador gracias a su biodiversidad, a sido clasificado, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), como el octavo país a nivel mundial con un estimado de 22.999 especies en: flora 18.198 especies de plantas vasculares entre endémicas, helechos, palmas y orquídeas, fauna vertebrada se registran 4.801, reptiles 540 especies, 1.642 especies de aves y 403 especies de mamíferos

La variedad de especies se debe, en parte, a la pluralidad de ecosistemas que el país posee, representado en 4 grandes regiones geográficas del Ecuador y los ecosistemas que se hallan en cada una de ellas; Región amazónica: dividida en la alta Amazonía y la llanura amazónica; Región andina: allí se pueden encontrar montes, valles, lagunas y cumbres nevadas..; Región litoral: conformada por llanuras, cuencas sedimentarias, piedemonte y una cordillera de escasa altura; Región insular: se trata de un archipiélago de origen volcánico con ecosistemas terrestres y marinos interrelacionados

Contrario a esta condición, el país tiene la más alta densidad poblacional humana de Sudamérica (55,4 habitantes/km2, según el Censo Nacional de 2010) (Bastidas y Medina 2011) y un limitado control del uso y manejo de sus recursos naturales, aspectos que han derivado en una fuerte presión sobre su biodiversidad, con la consecuente pérdida de ecosistemas (MAE 2017). En este escenario, el Ecuador ha demostrado ser un país frágil en términos de conservación, pues posee la tasa de deforestación más alta de Latinoamérica, con una pérdida efectiva de bosques estimada en 944 km2 anuales durante el período 2014–2016 (MAE 2017).

Entre las principales amenazas que afectan la pérdida de la biodiversidad en el país, y en particular sobre sus especies de mamíferos, se encuentran la deforestación y la fragmentación de los hábitats, la introducción de especies exóticas, la cacería indiscriminada y el tráfico y la tenencia ilegal de vida silvestre; otras amenazas reconocidas son el avance de la agricultura y la ganadería, las actividades extractivas, los atropellamientos en las vías, la presencia humana, el ruido ambiental y las enfermedades (Tirira 2011, Burneo et al. 2015, Tirira et al. 2018); además, del cambio climático, una amenaza emergente que todavía es poco conocida y que se ignora el nivel de impacto que tendrá sobre la biodiversidad (Lovejoy 2010, Iturralde-Pólit et al. 2017).  Este último, supone una afectación directa en la salud y el  bienestar humano, como lo considera la CONVENCIÓN MARCO DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO que entró en vigor en marzo de 1994 y que en sus definiciones  señala que “Por efectos adversos del cambio climático, se entiende los cambios en el medio ambiente físico o en la biota resultantes del cambio climático que tienen efectos nocivos significativos en la composición, la capacidad de recuperación o la productividad de los ecosistemas naturales o sujetos a ordenación, o en el funcionamiento de los sistemas socioeconómicos, o en la salud y el bienestar humano.”  

Ante estas amenazas, es necesario comenzar a tomar acciones concretas y definitivas que force a los gobiernos a convertir en práctica permanente los principios de conservación del ambiente, como también, se generen estrategias a nivel de estado para materializar políticas públicas ambientales que permitan garantizar la sostenibilidad ambiental y la calidad de vida de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades de nuestro país garantizando los derechos constitucionales de la naturaleza y del  “SUMAK KAWSAY”.

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