El Ecuador es uno de los países más mega diversos en el mundo, su condición se debe a tres factores determinantes: su ubicación geográfica en la zona ecuatorial, el levantamiento de la cordillera de los Andes y la influencia de las corrientes marinas frente a nuestras costas; parte de esta alta riqueza también proviene de las especies presentes en las islas Galápagos y en las 200 millas de mar territorial continental e insular que posee el país, además de la pequeña zona de influencia ecuatoriana en la Antártida (Tirira 2017). Por lo tanto, el Ecuador es un complejo mosaico de ecosistemas y rangos altitudinales a pesar de su pequeña extensión geográfica (256 370 km2) (MAE, 2013).
Sin embargo, a pesar de tener una mega diversidad biológica, existen diferentes amenazas que afectan a la biodiversidad en el país, como la deforestación y la fragmentación de los hábitats, la introducción de especies exóticas, la cacería indiscriminada y el tráfico y la tenencia ilegal de vida silvestre; otras amenazas reconocidas son el avance de la agricultura y la ganadería, las actividades extractivas, los atropellamientos en las vías, la presencia humana, el ruido ambiental y las enfermedades (Tirira 2011, Burneo et al. 2015, Tirira et al. 2018); además del cambio climático, que es una amenaza emergente que todavía es poco conocida y que se ignora el nivel de impacto que tendrá sobre la biodiversidad (Lovejoy 2010, Iturralde-Pólit et al. 2017)
Pero es sin duda, la deforestación y por consecuente la fragmentación de los bosques la que mayor preocupación se identifica a nivel del país ya que según el Ministerio del Ambiente, la tasa de deforestación de 70.000 hectáreas al año con una tendencia de disminución, así, entre el periodo 2000 a 2008 se deforestaron 77.647 ha/año, y entre el periodo 2008 y 2012 se deforestaron 65.880 ha/año (Ibid). Estas cifras han generado alertas a nivel local, nacional e internacional. Proponiendo como principal estrategia la conservación, uso y aprovechamiento de los servicios ecosistémicos como alternativa socioeconómica en comunidades, pueblos y nacionalidades.
Uno de los servicios ecosistémicos actualmente incursionado y que beneficia de manera directa a comunidades de la Amazonía es la que ofrece el bambú. Según la Estrategia del Plan Nacional del bambú en nuestro país existen 46 especies de bambú leñosos de cinco géneros: Arthrostylidium, con tres especies; Aulonemia, con cinco; Chusquea, con 31; Guadúa, con cuatro y Rhipidocladum, con tres y 11 de estas son endémicas, también existen otros géneros conocidos como falsos bambúes o pseudobambúes entre los cuales están el carrizo y el carricillo, también determina que el 23.5% de superficie de bambú está en la amazonía y que la provincia de Napo cuenta con un aproximado de 22.245 hectáreas de bambú el 3.7% del total de la superficie registrada en el Ecuador donde, siendo los cantones Tena, Archidona, Carlos Julio Arosemena Tola, El Chaco y Quijos, donde más abunda este material.
A raíz de este recurso, han surgido emprendimiento asociativos y privados, logrando dar una visión del uso de este recurso a tal punto que existen nuevos emprendimientos dedicados a la transformación y uso del bambú, actores que se esfuerzan día a día para proyectar posicionar al bambú como una opción económica, social y ambiental favorables para el desarrollo de las comunidades. En la actualidad su apreciación ha incrementado positivamente logrando incidir de manera indirecta en disminuir actividades de mala práctica forestal realizadas como la tala ilegal.
Uno de estas iniciativas se denomina “Alli Allpa” cuyo significado es “Buena Tierra”, se dedica a transformar un producto forestal no maderable “bambú” en madera convencional, su objetivo principal es establecer un manejo y aprovechamiento sostenible de un producto alternativo a las especies maderables, elaborando tablas a base de esta materia prima. Este emprendimiento está trabajando en la provincia de Napo, desde el año 2015, abasteciéndose de la materia prima desde los territorios comunitarios, dando así, un valor agregado a uno de los recursos existentes en el sistema chakra manejado ancestralmente en las comunidades de la localidad. La mancha de guadual, se encuentra junto a sembrios de cacao café, plátano, yuca y otras especies, logrando obtener de manera indirecta de esta especia, un gran aporte de biomasa que mejora el suelo ayudando a las otras especies de la chakra a tener un mejor desarrollo. Según, el Estudio aportes de biomasa aérea realizado en el centro Nacional para el estudio del Bambú-Guadua, produce y aporta al suelo entre 2 y 4 ton/ha/año de biomasa, volumen que varía según el grado de intervención del guadual; esta biomasa constituye entre el 10 y el 14% de la totalidad de material vegetal que se genera en un guadual. Además, es hábitat de un sin números de especies de aves, mamíferos y anfibios que viven en estos ecosistemas.